De familia noble veneciana, huérfano de padre a los 9 años, es educado humana y cristianamente por su madre. Milita en el ejército y la política para servir a la república de   Venecia, su patria. Asume el gobierno de la  fortaleza de Castelnuovo di Quero. Derrotado, cae prisionero en espera de un rescate que nunca llega. Decepcionado y como último   recurso, invoca a la virgen. Ella se le aparece dándole las llaves de sus cadenas yanimándolo a huir lo lleva hasta las puertas de Treviso, sin ser visto por sus enemigos.

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      Ya en Venecia, renuncia a todo cargo político para ocuparse de sus sobrinos huérfanos y el negocio familiar. Tiempo de reflexión donde busca el sentido de su vida. Tocado por la gracia divina,    recupera la práctica de la fe.  Auxilia a prófugos y enfermos de peste. Funda las primeras escuelas para huérfanos en San Basilio y en San Rocco en Venecia. Tras hallar su vocación, rompe definitivamente con su vida pasada, se viste con ropas de campesino, recoge de las calles a varios muchachos abandonados y conforma una gran familia.